Militares cercan a narcos en Río

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ochocientos soldados refuerzan el inminente asalto al complejo Alemao, considerado el barrio más peligroso de la ciudad.


Río de Janeiro.- Respaldados por vehículos blindados y 800 soldados, la policía de Río de Janeiro preparaba ayer una colosal ofensiva para ocupar el complejo Alemao, una de las más grandes favelas de la ciudad, donde se refugian narcotraficantes tras días de violencia.

 Las fuerzas militares brasileñas fueron atacadas a tiros también ayer por pandillas de narcotraficantes parapetadas en esa gran barriada, pero continuaban su operación e impedían que salieran los presuntos delincuentes.

Los peatones aplaudían mientras un convoy militar avanzaba por las calles en camino a la favela Alemao, donde se refugiaron los narcotraficantes después de escapar de la policía el jueves. 

Hombres enmascarados, algunos vestidos con pantalones cortos y camisetas camufladas, blandían sus ametralladoras en forma desafiante en el aire. Otros apuntaron sus armas hacia los sinuosos caminos de la favela en la colina, aparentemente vigilada por posibles policías. Algunos de ellos dispararon contra un helicóptero policial que patrullaba el área, según un fotógrafo de Reuters.

La operación se realizó solo un día después de que la policía tomó otra favela, Vila Cruzeiro. Las autoridades no dieron información de sus planes, pero parecía inminente una invasión de Alemao, considerada la barriada más peligrosa de Río de Janeiro.
“Vamos a invadir Alemao en el momento oportuno. Dependemos de información de los servicios de Inteligencia”, dijo Roberto Sa, subsecretario de seguridad pública del estado de Río de Janeiro.
Los enfrentamientos en el área dejaron ayer al menos tres muertos y 10 heridos, entre ellos el jefe de fotografía de la agencia Reuters en Brasil, Paulo Whitaker.

 En otros lugares, los residentes también tuvieron que protegerse de disparos y quemas de autobuses en su camino hacia el trabajo.
“No es el momento de evitar riesgos, sino de enfrentarlos”, dijo el ministro brasileño de la Defensa, Nelson Jobim, quien viajó a Río para reunirse con Sergio Cabral, gobernador del estado y con prominentes funcionarios de seguridad.

Cuarenta y seis personas han perdido la vida desde que la policía se enfrentó por primera vez con presuntos integrantes de bandas que atacaron estaciones policiales y quemaron casi 100 automóviles y autobuses esta semana, y la operación planeada podría elevar la cifra de fallecidos.

 Las autoridades atribuyeron los asaltos a órdenes de integrantes de bandas encarcelados, que están enfadados por los esfuerzos de la policía por tomar el control de sus reductos en más de una docena de favelas.

El gobierno justificó el inusual despliegue de los soldados, afirmando que principalmente proveerían de apoyo y soporte logístico a oficiales de policía para enfrentar a las bandas. “La confrontación es necesaria para que podamos tener un estado en paz”, dijo el ministro de Defensa.
El uso de fuerzas armadas para mitigar la violencia urbana sigue siendo controvertido en Brasil, donde los militares combatieron y torturaron a disidentes políticos entre 1964 y 1985, cuando gobernaron el país.

La más reciente ola de violencia plantea nuevas dudas sobre la capacidad de la ciudad para organizar el Mundial de futbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016, incluso cuando las autoridades deportivas han dicho que confían en las medidas de seguridad del gobierno.

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